Esta es una cuestión que viene a la mente de muchos futuros estudiantes que pretenden enfocar sus estudios al ámbito económico-empresarial. La respuesta, en principio, tiene fácil (aunque tópica) solución: la primera va más dirigida al aspecto de gestión y organización en la empresa, mientras que la segunda se centra en el estudio de la teoría económica.
Lo cierto es que existen pocas diferencias de facto entre estas dos carreras. En principio, ADE tiene una mayor carga lectiva de asignaturas como Contabilidad, Finanzas o Teoría de la Organización, mientras que los economistas serán expertos en Macroeconomía, Microeconomía o Estructura Económica. Sin embargo, dado que las salidas profesionales de ambas son muy similares (por no decir idénticas), la mayoría de las asignaturas son compartidas, puesto que de poco valdría un licenciado en Administración y Dirección de Empresas que no tuviese un concepto claro de los conceptos económicos fundamentales, como tampoco serviría un economista sin capacidad para desenvolverse en el entorno empresarial. Por tanto, parece obvio que las diferencias "sobre el papel" entre ambas carreras son mínimas.
Sin embargo, hay un punto fundamental que no se puede obviar a la hora de tomar la decisión de qué carrera estudiar: el ambiente de la clase. Si nos decantamos por estudiar ADE, nos encontraremos con unos compañeros de espíritu emprendedor y con ganas de liderar. Sin embargo, si optamos por Económicas, nuestros compañeros estarán seguramente más interesados en el estudio de las decisiones económicas y los efectos que tiene un aumento de los tipos de interés en la tasa de ahorro, que en la dirección de equipos o la toma de decisiones de gestión.
Seguramente, y ante la afluencia masiva de alumnos que está recibiendo en los últimos años la carrera de Administración de Empresas, en casi cualquier universidad en que uno se plantee estudiar, la nota de corte de ADE será superior a la de Economía, lo que debe ser tenido en cuenta a la hora de tomar la decisión. Una nota de corte más elevada no sólo favorece un mejor ambiente de estudio, sino que también es tenido en cuenta por las empresas, que generalizan a la hora de clasificar a los candidatos (el famoso "absténgase licenciados de universidades privadas").
En definitiva, no importa demasiado cuál de estas dos carreras se elija, y desde luego estar cursando una de ellas no cierra en absoluto ninguna puerta en favor de la otra. Sin embargo, por las razones arriba señaladas, hay que intentar seleccionar aquella que mejor se adapte a nuestros objetivos y expectativas profesionales a largo plazo.